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    Cómo aprovechar los fracasos personales para desarrollarte

    Nadie inicia una nueva aventura deseando fracasar, pero también, como expresa el dicho, “cuando se cierra una puerta, se abre una ventana”, ¡y puede ser una hacia grandes aprendizajes, ideas brillantes y nuevas oportunidades! ¿Cómo usar los fracasos a tu favor?

    ¿Quién no ha experimentado alguna vez el amargo sabor de la derrota, cuando las cosas no salen según lo esperado? ¿Quién no ha sentido la tentación de tirar la toalla después de vivir una desilusión, el cierre de un proyecto, un rompimiento, un despido? La tristeza, la frustración y el enojo son emociones tan humanas como la alegría, el orgullo y la satisfacción; en otras palabras, siempre que perseguimos un objetivo, es posible que obtengamos el resultado anhelado y experimentemos emociones positivas, pero siempre existe también la posibilidad de fracasar.

    Está claro que el fracaso no es algo que nos genere felicidad, aunque el éxito, por otra parte, se basa en toda una cultura construida por nuestra sociedad que puede generar ansiedad y otros padecimientos. Por ello, siempre es buen momento para recordar a Winston Churchill y su manera de entender los tropiezos: “El éxito no es definitivo”, decía quien tal vez sea hasta ahora el primer ministro británico más reconocido de la historia, célebre sobre todo por haber mantenido la moral de su pueblo durante la Segunda Guerra Mundial: “el fracaso no es fatal: es el coraje para continuar lo que cuenta”.

    ¿Alguna vez te ha pasado que, después de haber superado una mala experiencia, llegas a sentirte más fuerte? Quizá ahora mismo estés transitando por una mala racha cuyo fin parece que no llega. Un caso célebre e inspirador que tendría, entonces, mucho que ver contigo es el de J. K. Rowling, la creadora de Harry Potter, quien ideó la historia del joven mago cuando se encontraba en un agujero sin salida: desempleada, sin dinero, con un matrimonio fallido y desolada por la muerte de su madre.

    Sobre esto habló en un inspirador discurso que dio en la Universidad de Harvard, en 2008. Reflexionando sobre los momentos más duros de su vida, comentó: “Si hubiera tenido éxito en cualquier otra cosa, es posible que nunca hubiera encontrado la determinación para tener éxito en la única arena a la que realmente pertenecía. Entonces, tocar fondo se convirtió en la base sólida sobre la que reconstruí mi vida”.

     “El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatal: es el coraje para continuar lo que cuenta” - Winston Churchill

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    Construye una relación sana con el fracaso

    En “Respuestas de la psicología y la psiquiatría ante el fracaso”, un artículo de Laura Díaz Cano, publicado en la revista Acontecimiento, del Instituto Emmanuel Mounier, en España, la psicóloga propone que para plantar cara la derrota, en lugar de dejarnos invadir por la culpa, el enojo o la resignación, desarrollemos la capacidad de hacer un análisis de lo ocurrido, mediante cuatro preguntas clave:

    • ¿Qué fue lo que pasó?
    • ¿Qué factores han influido en lo que pasó?
    • ¿Qué parte dependió de mí?
    • ¿Hay algo que yo pueda hacer para que las cosas no empeoren, y para mejorar la situación?

    Las respuestas que te des a esta mini-evaluación te brindarán información valiosa para aprender del error y salir adelante.

    Es un hecho que experimentar la derrota como algo concluyente genera emociones, además de dolorosas, limitantes. Y el problema crece cuando, a largo plazo, esas emociones merman nuestra capacidad de afrontar nuevos retos porque nos asusta volver a fracasar.

    En un artículo publicado en el sitio español Área Humana, Beatriz Piñas, psicóloga sanitaria, da seis recomendaciones para evitar que este conjunto de emociones surgidas del fracaso generen una carga tan pesada que nos impida continuar:

    • Silver linings. Considera el logro dentro de lo perdido. Por ejemplo: no hay fracaso si lo has intentado, independientemente del resultado.
    • Ten una perspectiva amplia de los resultados y evita regodearte en los errores. Da vuelta a la página y cambia de enfoque. Lo dice la canción: “lo pasado, pasado”.
    • Borra de tu repertorio las frases cancelantes: “no puedo”, “esto no es lo mío”, “me va a salir mal”. Sé realista, pero no dudes de tus capacidades
    • Exígete, pero no busques un resultado perfecto porque ¡no existe! Invierte tu esfuerzo de forma flexible y adaptativa. 
    • Convierte la palabra tenacidad en tu lema. Intenta las veces que sean necesarias, considera otras opciones y regula tu tolerancia a la frustración.
    • Anota y aprende. En el siguiente intento, lo mejor será tomar decisiones diferentes.

    Siempre existe la posibilidad de que, por sus propias circunstancias, la situación te supere y sientas que el miedo te paraliza. Entonces lo mejor es buscar ayuda profesional. Afortunadamente, cada vez existen menos prejuicios sobre consultar a un terapeuta que haya dedicado sus años de ejercicio y estudio a entender las emociones y tenga capacidad para guiarnos hacia una situación de bienestar y, sobre todo, a construir una relación sana con el fracaso.

    Experimentar la derrota como algo concluyente genera emociones, además de dolorosas, limitantes

    Redefiniendo el fracaso y (más importante) el éxito

    Si fracasar forma parte de la vida, y se nos presenta tal vez con más frecuencia de la que quisiéramos, ¿por qué evitamos a toda costa fallar? ¿Cuál es el origen del terror a equivocarnos?

    En un video difundido por Business Insider, Sara Blakely, fundadora de Spanx –empresa de moda cotizada en billones de dólares–, relata que cuando era niña tuvo la suerte de que su padre redefiniera el fracaso para ella: “Al crecer, mi papá nos preguntaba a mi hermano y a mí en qué habíamos fallado. Recuerdo haberle dicho: ‘Papá, papá, intenté esto y me salió horrible’. Él nos invitaba a chocar esos cinco, y decía ‘¡Felicidades!’. Así, el fracaso se convirtió para mí en no intentar algo, en vez de obtener un resultado poco favorable”.

    El papá de Sara Blakely fue muy sabio al convencer a su hija de que el fracaso no necesariamente es lo contrario a éxito, sino, muchas veces, un detonador para alcanzar los resultados que buscas.

    Por otro lado, en este artículo publicado en Forbes, la doctora Margie Warrel explica: “A menos que te tomes el tiempo para decidir realmente qué significa para ti vivir una vida exitosa, puedes pasar toda tu vida trabajando desesperadamente para nunca estar a la altura de las definiciones que otros han creado para ti. La mayoría de estas definiciones se enfocan en la acumulación material y en verse bien a los ojos de los demás”.

    La propia Margie señala también que, cuando alguien se compromete con un propósito más grande, es posible que encuentre cualidades que no conocía, como el coraje, la resiliencia o la creatividad.

    Para descubrir los grandes regalos que te puede ofrecer cada experiencia –positiva o negativa por igual–, es necesario encontrar tus propias definiciones de éxito y de fracaso que te permitan vencer el miedo a fallar, seguir avanzando y, sobre todo, intentar cuantas veces sea necesario con una visión crítica y analítica, pero también empática y flexible (es tu vida, deberían ser tus definiciones). ¿Estás lista o listo para volver a intentarlo? ¡Pues por solo intentarlo aquí vienen, para ti, grandes satisfacciones!

    FUENTES

    1.- Success Is Never Final and Failure Never Fatal - Quote Investigator

    2.- Beneficios del fracaso - J.K Rowling

    3.- La psicología y la psiquiatría ante el fracaso - Laura Díaz

    4.- Miedo al fracaso. Factores psicológicos - Área Humana

    5.- Fracaso y éxito de CEO de Spanx, Sara Blakely - Business Insider

    6. ¿Cómo medir el éxito? - Forbes

    7. ¿Cómo superar el miedo al fracaso? - PsicoGlobal

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