Cierto: ese gato le ha hecho mala fama, pero hay que aclarar que es injusta. Más allá de la suerte con la que haya corrido el animalito, la curiosidad cumple con una función primordial en nuestro desarrollo, no solo individual sino como especie.
Si a Isaac Newton no lo hubiera movido la curiosidad, ¿cómo podría haber elaborado su teoría sobre la gravedad? Y si nos trasladamos al ámbito del arte, convendría preguntarnos: ¿existirían obras como Las señoritas de Aviñón o Romeo y Julieta si Pablo Picasso y William Shakespeare no hubieran tenido esa inquietud que los impulsó a hacerse preguntas y responderlas creando?
De los artistas se ha dicho muchas veces que comparten con los niños una extraordinaria capacidad de asombro. La edad del por qué se vive entre los 2 y los 4 años. Es en esta etapa cuando los seres humanos empezamos a conocer el mundo a través de la comunicación que establecemos con los adultos, señalando objetos y haciendo preguntas.
A base de preguntas y más preguntas, los niños hacen dos exploraciones de manera simultánea: miden qué tan bien funciona la herramienta del lenguaje –que apenas están descubriendo y haciendo suya– y van conociendo el mundo que los rodea con la información que reciben como respuesta. ¡Están ansiosos por entender el mundo y no paran de investigar!
Ahora bien, ya siendo adultos, para escribir una novela, componer una sinfonía o filmar una película, es importante mantener viva la llama de la curiosidad. Pero sería un error pensar que esta cualidad solo es útil para quien busque trascender en el terreno del arte. En el ámbito laboral, por ejemplo, se relaciona con la habilidad para crear proyectos, resolver problemas y, en general, con la adquisición de nuevos conocimientos.
Ya siendo adultos es importante mantener viva la llama de la curiosidad
Una habilidad profesional
De acuerdo con analistas del Foro Económico Mundial, que se lleva a cabo año con año en Suiza, la curiosidad es una de las llamadas soft skills que tanto se aprecian en el entorno laboral actual, y se pronostica que cada vez tenga una mejor valoración entre ellas, sobre todo si es entendida como pensamiento crítico y analítico, o bien, como base para la ideación y resolución de problemas.
Coinciden con esta perspectiva investigaciones como el Estudio sobre la curiosidad en el trabajo en España, elaborado por la bolsa de trabajo en línea InfoJobs: “Los individuos curiosos tienden a aprender más y más rápido. Suelen hacer más preguntas, lo que facilita su comprensión de las personas con las que se relacionan y los problemas a los que se enfrentan. Son perseverantes ante problemas y desafíos difíciles de resolver”.
Con todo y todo, es común que menospreciemos la curiosidad. ¿Quién no se ha sentido molesto con alguien que hace demasiadas preguntas? No es raro, incluso, que reprimamos en nosotros mismos este tipo de impulsos, que nos llevan a buscar aquello más allá de lo evidente, sea por desidia, exceso de ocupaciones o cualquier otro factor que nos dificulta querer salir de nuestra zona de confort.
La curiosidad es una de las llamadas soft skills que tanto se aprecian en el entorno laboral actual
El arte de seguir asombrándose
“Lo importante es no dejar de cuestionar. La curiosidad tiene su propia razón de existir”, dice una frase atribuida a Albert Einstein, pionero de la física moderna y Premio Nobel de Física en 1921.
Todd Kashdan, profesor de la Universidad George Mason, reconocido como Científico Distinguido por la American Psychological Association por su contribución a la psicología, ha enlistado cinco distintas dimensiones de la curiosidad. ¿Podrías identificar en ti al menos una de ellas?
- Exploración alegre
Quien la experimenta se caracteriza por que se mueve constantemente a aprender nuevas cosas, lo que genera una satisfacción especial.
- Sensibilidad a la carencia
A diferencia de la anterior, este tipo de curiosidad genera ansiedad frente al desconocimiento; eso es lo que impulsa al individuo a la búsqueda de respuestas.
- Tolerancia al estrés
Se activa cuando la persona reconoce cierta inquietud generada por un evento próximo, quizás desconocido, y contrarresta la resistencia al cambio. Esta curiosidad permite que sigamos comprometidos con tareas que nos demandan salir de nuestra zona de confort y encontrar soluciones, aun en circunstancias desfavorables.
- Curiosidad social
Es la curiosidad que incluye el deseo de conocer algo de los demás: su forma de ser, de pensar, de vivir… lo que los lleva a tomar una u otra decisión respecto a ellos (cuando nos enamoramos, por ejemplo, sentimos curiosidad social respecto a la persona en cuestión).
- Búsqueda de emociones
Es la curiosidad vinculada al gusto por asumir riesgos, que pueden ser físicos, sociales, financieros, etcétera. Es común que este tipo de curiosidad te lleve a buscar nuevas experiencias fuera de tu zona de confort, como practicar deportes extremos, emprender nuevos negocios o irte a vivir a otro país.
¿Te habías dado cuenta de que estos cinco tipos de curiosidad están presentes en tu día a día? La buena noticia es que, además de sentirlas habitualmente, puedes desarrollarlas como habilidades.
Lo importante es no dejar de cuestionar. La curiosidad tiene su propia razón de existir
¿Por qué y cómo estimular la curiosidad?
En un artículo escrito para el Foro Económico Mundial, Renate Wagner, Director de Recursos Humanos de Allianz, la multinacional alemana de servicios financieros, se refiere a la curiosidad como la primera de cuatro características que considera indispensables para los líderes del futuro, además de resiliencia, flexibilidad y una mentalidad que favorezca el trabajo conjunto.
Para lo anterior, Wagner se apoya primordialmente en una investigación realizada por la psicóloga estadounidense Carol Dweck, quien señala que un líder debe cultivar una “mentalidad de crecimiento”. Según indica, esta particularidad le permitirá ver los desafíos, no como obstáculos, sino como oportunidades, a diferencia de quienes tienen una “mentalidad fija” –sin encender el motor de la curiosidad–, que tienden a ser renuentes a los cambios y a buscar nueva información.
La curiosidad es un gran detonador del pensamiento creativo. Y aunque no existen fórmulas mágicas para la creatividad, hay ciertas condiciones que suelen estimularla. James Hewitt, líder de Ciencia e Innovación en Hintsa Performance, una consultoría en alto rendimiento personal, destaca estas tres:
- Aplicar y combinar viejas ideas de nuevas maneras. También aplica para patrones de comportamiento: cocinar de otra forma tu platillo favorito (o pedirlo diferente en tu app preferida), tomar otro camino para ir a algún sitio o consultar otros sitios informativos.
- Presionarnos o incentivarnos para impulsar el pensamiento flexible. Asígnate premios si logras conectarte a esa actividad virtual que sabes que será interesante pero por alguna razón te provoca pereza.
- Dejar de estar demasiado cómodos. Cambia los muebles en tu espacio personal. ¡En serio! Esto ejercitará tu creatividad al explorar nuevas composiciones de tu lugar de trabajo o descanso y te llevará a moverte diferente en tu propio sitio, lo que ayudará a tu creatividad por tolerancia al estrés.
¿Tú cómo ves los desafíos: como obstáculos o como oportunidades? Procura siempre mantener esa capacidad de asombro que te genera curiosidad, explota tu creatividad y desarrolla una mentalidad de crecimiento. Pronto empezarás a ver resultados asombrosos.
FUENTES
1.- What Are the Five Dimensions of Curiosity? - Consol Vancells
2.- Los cinco tipos de curiosidad: ¿cuál es el tuyo y para qué te sirve? - El País
3.- What does leadership mean in an age of perpetual change? - World Economic Forum
4.- Los cuatro ingredientes de la creatividad - World Economic Forum
5.-La edad de los “¿Por qué?” Planeta Mamá
6.- Why you should never lose your curiosity - World Economic Forum
7.- La curiosidad te hace más deseable para las empresas - World Economic Forum
8.- James Hewitt Perfomance - James Hewitt
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