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    "Lifelong learning": tres oportunidades desaprovechadas

    “Cambia… todo cambia… todo”, dice una famosa canción de Julio Numhauser Navarro (de la que ahora puedes encontrar en Spotify una nueva versión). En 2020, cambia nuestra forma de trabajar, de reunirnos, pero también cambia el algoritmo de las redes sociales ¡y hasta la forma en que aprendemos a aprender!

    ¿Sabías que cuando estás aburrido tu cerebro empieza a buscar nuevas conexiones y a imaginar posibles escenarios futuros? Aprovecha esos momentos en los que “no estás haciendo nada” y, en lugar de saturarte de likes y snacks digitales, sácale provecho a tres oportunidades del aprendizaje continuo, o lifelong learning, para mejorar tus conocimientos, habilidades o competencias ¡con cosas que haces todos los días!

    1. El hábito de las conversaciones inteligentes

    Desde que una persona nace, comienza a comunicarse: con una sonrisa, un gesto o un llanto, damos a entender distintas necesidades o emociones. Conforme crecemos, aprender a comunicarnos es imprescindible para conectar con otros y desarrollarnos.

    De acuerdo con un artículo publicado por la revista Time, conversar con amigos o gente a quien le tienes confianza puede disminuir tus niveles de estrés, mejorar tu humor, fomentar comportamientos positivos y hasta mejorar tu salud cardiovascular. 

    Sin embargo, esta actividad tan humana se puede volver en nuestra contra cuando no la realizamos de forma saludable o con las personas adecuadas. Según la lingüista Deborah Tannen, profesora de la Universidad de Georgetown, “no hay nada más profundamente inquietante que una conversación que fracasa […]. Si sucede con frecuencia, también puede hacer tambalear nuestra sensación de bienestar psicológico”.

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    ¿Cómo se cultiva el arte de conversar para que sea parte de tu formación continua? De acuerdo con Tannen, “una conversación bien llevada es una visión de cordura, una ratificación de nuestro propio modo de ser humano y de nuestro propio lugar en el mundo”.  

    Para mantener conversaciones enriquecedoras y formativas, sigue estas sencillas reglas:

    1. Escucha al otro. Ten apertura para aprender del punto de vista ajeno, que es  tan válido como el propio.
    2. Procura no interrumpir. Evita anticipar juicios o invalidar argumentos sin haber escuchado todo lo que la otra persona tiene que decirte.
    3. Cuida la comunicación no verbal. Tus gestos, tus ojos y el movimiento de tus manos dicen tanto como tus palabras. Mirar el reloj, hacer muecas o tomar el celular no habla, grita: “¡no me interesa!”.
    4. Sé humilde. Si sabes más del tema, procura no exhibirlo solo por vanidad.
    5. Evita el “yo”. No hay nada más pesado en una conversación que un sabelotodo.
    6. Evita confrontaciones personales. Es mejor exponer argumentos que opiniones.
    7. Evita los halagos de más. La escucha atenta es el mejor cumplido. 

    Parafraseando una idea de Gadamer sobre el círculo hermenéutico, en una buena conversación es posible reconocer y partir del propio prejuicio, así, sumado a lo que dice Francesc Miralles, tu idea y la mía se encuentran, se separan como en una danza –para ampliar su horizonte de significatividad– y vuelven a unirse para crear nuevos y enriquecedores significados.

    Según Deborah Tannen, “una conversación bien llevada es una visión de cordura, una ratificación de nuestro propio modo de ser humano y de nuestro propio lugar en el mundo”

    2. Grupos de estudio: compartir la curiosidad

    En un estudio realizado por la Universidad de Michigan, se encontró que conversar solo diez minutos con otra persona puede ayudar a mejorar la memoria y el rendimiento mental. Y no solo eso: los investigadores observaron que socializar es tan efectivo como otros ejercicios mentales que promueven la memoria y el rendimiento intelectual, como es el caso de los crucigramas y rompecabezas.

    Así que, para seguir aprendiendo fuera del aula, puedes organizar con tus amigos una powerpoint party. La idea es que cada uno prepare y comparta con los demás temas que les interesen. Pueden ser sus pasatiempos, datos curiosos (“¿de dónde viene el elote en vaso?”) o profundos (“¿cómo corroborar hechos y evitar fake news?”). ¡Lo importante es hacerlo de forma creativa!

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    Además de las ventajas de hacerlo acompañado por otros, abordar nuevos temas, fuera de tu espectro de conocimiento, puede ser muy estimulante para tu cerebro y para tu estado de ánimo. Según los investigadores del estudio de Michigan, mientras más alto es el nivel de las interacciones sociales de los participantes, mayor es el funcionamiento cognitivo. Esta relación es aplicable a personas de todas las edades, desde las más jóvenes hasta las de mayor edad.

    Sabemos lo que estás pensando: ¿reunirnos durante esta pandemia? Bueno, las powerpoint parties no tienen que ser presenciales. Pueden ser vía remota, solo es importante asegurarse de que todos los interlocutores conozcan el propósito de la reunión: hablar de lo que les interesa y aprender de una forma relajada y divertida. Recuerda: no es una clase, es aprendizaje para la vida y por el gusto de conocer. En ese sentido, aplicaciones como Kahoot pueden ayudarte. También, desde Google Slides puedes usar Pear Deck, un complemento que permite transformar tus presentaciones en juegos tipo test interactivos. ¡El chiste es aprovechar toda herramienta para construir conocimiento en grupo!

     Conversar solo diez minutos con otra persona puede ayudar a mejorar la memoria y el rendimiento 

    3. Aprender de tus colegas del trabajo

    Compartir conocimiento, ya sea en el área laboral o educativa, fomenta un espacio de creatividad, innovación y evita la búsqueda repetitiva e innecesaria de información. Avanzar hacia un objetivo se vuelve más claro y la productividad puede mejorar considerablemente. 

    En México, desde mediados de la década de los ochenta, muchas empresas han formado programas de aprendizaje y colaboración llamados “círculos de calidad”. En ellos, los trabajadores se reúnen semanalmente para tratar de resolver algún reto particular. Esta misma idea ha escalado o migrado a áreas del staff en las que el lifelong learning ha cobrado mayor auge.

    Si en la empresa en la que trabajas no existe este tipo de grupos, puedes proponerlo. Lo mismo si tienes una start up o inicias un negocio. No importa el tema: siempre habrá algo bueno qué aprender de los profesionales que tienes a tu lado. ¿Has estado en alguna reunión de trabajo en la que todos se enganchan con un tema, opinan, debaten y preguntan? Contar con un canal semiformal para comunicar lo que está sucediendo en una organización permite a los miembros de tu equipo compartir sus pensamientos y sus conocimientos, ¡y esto puede ser más que útil para todos!

    No importa  el tema, siempre habrá algo bueno que aprender de los profesionales que tienes a tu lado

    La vida en sí misma es una enseñanza

    ¿Recientemente egresaste? ¿Estás buscando un hobby o simplemente eres una persona curiosa que no se cansa de adquirir conocimientos? Ir a la escuela es una cosa, aprender es otra. Mantener una actitud de lifelong learning nos ayuda a adaptarnos a los cambios, a hacer nuevos contactos, a comprender el mundo que viene y a ser más disruptivos y creativos. Por tanto, de alguna manera, siempre estaremos creciendo en experiencia y, ¿por qué no?, en sabiduría. Así que, ¿qué y con quién te gustaría aprender hoy?

     

    FUENTES

    1.- Todo Cambia - Spotify

    2.- Aburrirse puede ser algo positivo - La Nación

    3.- Socializar brinda beneficios en la salud - TIME

    4.- La magia de conversar - El País

    5.- Beneficios de una conversación - Ann Arbor

    6.- No se olvide de conversar - María Elena Navas

    7.- Learning Games - Kahoot

    8.- Pear Deck Google Slides - Pear Deck

    9.- Círculo de Calidad - Roberto Blaauboer

    10.- Lifelong Learning - Sofía García-Bullé

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