Una cuarta revolución industrial ha transformado nuestra forma de relacionarnos con los demás, con el entorno y con nosotros mismos. Acorde con ello, el Tec ha ido actualizando su oferta académica para responder a las necesidades del mundo actual.
Hasta hace muy poco tiempo, nadie, al leer un texto como este o como cualquier otro que se alojara en la red o en un medio impreso se preguntaría si detrás de esas líneas habría una mente humana.
Ante la certeza de que un escrito no puede ser creado por un gallo ni por un orangután, la única alternativa factible recaía en la capacidad de un ser humano. Hoy, sin embargo, el abanico de posibilidades contempla al menos otra opción: la inteligencia artificial.
Aplicaciones como ChatGPT y otros chatbots, hoy al alcance de cualquier usuario de internet, pueden, no solo dar soporte técnico y atención a clientes, sino mantener una conversación, hacer traducciones y hasta generar textos bien escritos, entre otras tantas gracias. Pero, ¿qué es exactamente la inteligencia artificial, qué más puede hacer y cómo es que funciona?
De revolución en revolución
A mediados del siglo XVIII, debido, en gran parte, a que se empezó a utilizar el carbón para generar energía de vapor, se dieron una serie de cambios económicos, sociales y tecnológicos que primero tuvieron lugar en Inglaterra y luego en varios países de Europa Occidental y América del Norte. La Historia registra este conjunto de acontecimientos como la Primera Revolución Industrial.
Aproximadamente 100 años después, en los alrededores de 1870, vino lo que conocemos como la Segunda Revolución Industrial, que encontró impulso en el auge del ferrocarril y la implementación de nuevas fuentes de energía, como el petróleo y la electricidad. La tercera de estas revoluciones vino en la segunda mitad del siglo XX, con el uso de energías renovables como base y un claro enfoque hacia la informática y las telecomunicaciones.
Y así, yendo cada vez más rápido de una innovación a otra, hemos llegado a una cuarta etapa de este transitar, un momento histórico en el que se da una convergencia de varias tecnologías, principalmente digitales, físicas y biológicas, que, de acuerdo con Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, y uno de los principales teóricos de este movimiento, cambiará el mundo tal como lo conocemos. “Estamos al borde de una revolución tecnológica que modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos –señala en su libro La cuarta revolución industrial–. (…) La transformación será distinta a cualquier cosa que el género humano haya experimentado antes”.
Como en cada una de las revoluciones anteriores, son varios factores los que se conjugan para detonar estos cambios, sobre todo tecnológicos, en su origen, pero con repercusiones en todos los ámbitos. Sin embargo, hay dos que son fundamentales, y aquí nos enfocaremos en ellos: internet de las cosas e inteligencia artificial.
Internet de las cosas –o IoT, por sus siglas en inglés (Internet of Things)– es un sistema compuesto por objetos físicos, sensores, personas, servicios, plataformas y redes que se interrelacionan y son capaces de transferir datos. Para decirlo de manera más simple, IoT es una red de “cosas” que obtiene e intercambia información sobre el entorno.
Por otro lado, la inteligencia artificial –o IA– es una suerte de cerebro capaz de procesar la información recopilada por el IoT, y de tomar decisiones a partir de ese “análisis”. Ejemplos de cómo funcionan estas herramientas los podemos encontrar en Siri, de Apple, y en Alexa, de Amazon, pero hay muchísimas otras aplicaciones de estas tecnologías, y la tendencia es que cada vez sean más y más complejas.
“Estamos al borde de una revolución tecnológica que modificará fundamentalmente la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos”.
Inteligencia artificial aplicada
BioGrip nació en 2019, con el propósito de fabricar brazos biónicos con movilidad independiente de dedos. A través de sensores que detectan los músculos de hombros y antebrazos, el dispositivo permite a personas discapacitadas, no solo recuperar la movilidad, sino llevar a cabo movimientos de alta precisión con dedos, muñecas y codos. “Aunque la persona tenga ambos brazos amputados puede ponerse y quitarse solo las extremidades”, comentó para Conecta (sitio oficial de noticias del Tec de Monterrey) Alan Hernández, EXATEC y CEO de la startup.
Y aunque la mayoría de las prótesis contemplan un proceso de rehabilitación que puede llevarse hasta un año, esta da resultados casi al instante. “A los 5 minutos (los usuarios) ya toman un huevo, y a los 15 son capaces de tomar tornillos pequeños y meterlos en un vaso”, explica Alan.
¿Cómo pudieron, los especialistas de BioGrip, crear algo tan parecido a un brazo natural? Ya lo sabes… apoyándose en los beneficios que ofrecen el internet de las cosas y la inteligencia artificial.
Veamos ahora el caso de Arturo García Zendejas, otro EXATEC, quien participó en una investigación, junto con otras siete personas, para crear un modelo que predijera la mortalidad de COVID-19, utilizando inteligencia artificial.
Tomando en cuenta diversas variables, como el lugar de origen del paciente, su edad, género, saturación de oxígeno, temperatura, valores de leucocitos y enfermedades crónicas, entre otras, el modelo llegó a tener una efectividad de .93 (siendo 1 el valor más alto), de acuerdo con la métrica Maximum Probability of Correct Decision (MPCD). Los hallazgos obtenidos en la investigación fueron dados a conocer en el artículo “Prognosis patients with COVID-19 using deep learning”, publicado en la revista BMC Medical Informatics and Decision Making.
¿Cómo pudieron crear algo tan parecido a un brazo natural? Apoyándose en los beneficios que ofrecen el internet de las cosas y la inteligencia artificial.
Una lista que no acaba
Sobra decir que los ejemplos de BioGrip y Arturo García son solo dos entre millones. Para entender mejor la injerencia de la inteligencia artificial en la actualidad habría que considerar muchísimos otros ámbitos.
¿Alguna vez te has topado “por casualidad” con un anuncio de algo que llevas tiempo queriendo comprar? ¿Qué acostumbras hacer si tienes que ir a un lugar y no conoces la ruta, o simplemente quieres saber cuál es la mejor opción para evitar rodeos y embotellamientos? La respuesta a ambas preguntas tiene que ver, claro, con el uso de internet de las cosas e inteligencia artificial.
También aclararía muchas dudas respecto al funcionamiento de muchos aparatos y sistemas relacionados con ciberseguridad, comercio en línea, administración de empresas, recursos humanos, medios de transporte, videojuegos, construcción… por eso ahora no nos extraña saber, por ejemplo, que un edificio puede generar seguridad, eficiencia energética, confort, actividades mecánicas, mantenimiento y todo tipo de operaciones de manera automatizada y controlada, sin necesitar de alguien, una persona o equipo de personas a cargo de ello.
Y, con todo y todo, la lista de usos y funciones de la inteligencia artificial se sigue quedando muy corta.
Sé parte de la revolución
Como campos de estudio, el internet de las cosas y la inteligencia artificial cuentan con una gran perspectiva a futuro, considerando que son cada vez más utilizadas y que nunca van a encontrar límites para continuar su desarrollo. De ahí que el Tec haya creado la maestría en Inteligencia Artificial Aplicada y el diplomado Data Science and AI: del Concepto al Desarrollo de Aplicaciones, respondiendo a las tendencias y necesidades del mundo actual. ¿Te interesa seguir estudiando y quieres estar preparado para lo que viene? Échale un ojo a la oferta académica del Tec ¡y sé parte de esta nueva revolución!
FUENTES
Cuarta revolución industrial - Salesforce
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