Más allá de las afectaciones obvias causadas por la pandemia por COVID-19 en términos de salud pública, la situación impactó en muchos otros ámbitos, y aún seguimos viendo las repercusiones; uno de estos ámbitos es el del arte, del cual nos ocuparemos a continuación.
La pandemia por COVID-19 no fue la primera ni la última en la historia de la humanidad: la peste, el cólera, la gripe, la fiebre tifoidea, la viruela, el sarampión, la tuberculosis, la lepra, el paludismo, la fiebre amarilla, e incluso el SIDA, acabaron con miles de vidas en el momento de su aparición.
Sin embargo, si nos referimos a esta más reciente en específico, podemos ver que, además de haber sido un problema de salud, tuvo un impacto importante en las tasas demográficas, en la economía, en las relaciones interpersonales, en la educación, en las dinámicas sociales y la manera en que creamos y consumimos obras de arte, por mencionar solo algunos ejemplos.
Frente al encierro, que se extendió durante casi dos años, todos nos vimos en la necesidad de encontrar alternativas que nos permitieran seguir con nuestras rutinas, en la medida de lo posible, además de mantenernos física y mentalmente sanos. En ese contexto, el arte fue un refugio importante para muchos desde dos perspectivas: para algunos creadores, dedicarse a su obra resultó un alivio, de la misma manera en que leer poesía, escuchar música o ver cine, por ejemplo, funcionó para algunos consumidores.
Otro aspecto importante relacionado con el arte y la cultura durante la pandemia es la forma en que repercutió en los ingresos de los artistas. Bailarines, actores, músicos, pintores, entre otros, se vieron significativamente afectados por el cierre de espacios y la cancelación de eventos por tiempo indefinido.
Dada la situación, fue necesario recurrir a diversas plataformas, tanto para dar a conocer como para encontrar y deleitarnos con piezas de arte en sus diferentes rubros, lo que detonó opciones como las visitas virtuales a museos, conciertos, presentaciones de libros u obras de teatro en línea y otras tantas actividades de esta índole, en un formato que no implicara congregaciones ni contacto físico. No siempre resultó ser una tarea sencilla, pero, en general, se obtuvieron resultados satisfactorios que nos abrieron los ojos frente a otras posibilidades de hacer las cosas.
Nos vimos en la necesidad de encontrar alternativas que nos permitieran seguir con nuestras rutinas, además de mantenernos física y mentalmente sanos.
Las “nuevas” facetas del arte
Un artículo publicado en el blog de Sura, la compañía de seguros, cita al escritor y periodista colombiano, Diego Londoño, al referirse a la pandemia como “un oxígeno, un bálsamo creativo”, ya que el encierro favoreció su trabajo creativo y propició que llevara a fin dos libros, que ahora están publicados. Además, la situación no le impidió continuar con su programa de radio desde casa.
Sobre este mismo tema, la doctora Ana María Torres, investigadora de la IBERO, explicó que los eventos en línea fueron una salida óptima para difundir obras, y que las organizaciones en las redes sociales impulsaron múltiples proyectos interesantes desde casa, con la ventaja de llegar a un público más amplio. Ella misma enfatiza el hecho de que estos espacios promueven nuevas formas de reflexión crítica enfocadas en el cambio: “Son momentos para repensar en nuevos modelos culturales autogestivos, creativos y transformadores”, comentó.
Bien lo dice Audrey Azoulay, directora General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura: "El arte tiene la capacidad de unirnos y establecer vínculos entre nosotros, incluso en las circunstancias más difíciles. De hecho, el poder del arte para reunir a la gente, inspirar, sanar y compartir se ha hecho cada vez más patente durante los conflictos y crisis recientes, comprendida la pandemia de COVID-19".
Y aunque es importante reconocer que la pandemia fue el gran detonador para crear y reconsiderar nuevos espacios para difundir obra artística, la realidad es que sigue siendo una práctica común. Y es que, así como evoluciona el mundo, evoluciona el arte también junto con sus herramientas y accesorios.
En el caso del arte digital, por ejemplo, Eva Peribáñez, responsable del departamento de Arte y Clientes Privados de la aseguradora Hiscox, enfatiza: “No sólo se han digitalizado los procesos de promoción y de venta, con un crecimiento asombroso de los canales online, sino que también el propio arte ha abrazado las corrientes digitales”.
A ello se suman los canales de venta y método de pago, que también van más hacia lo digital, aun cuando algunas casas de subastas y plataformas apenas están considerando incorporarlos. Tomando en cuenta todo lo anterior, ¿hacia dónde podríamos decir que ha volteado la mirada el arte?
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Arte en línea
Como ya lo mencionamos, la pandemia trajo consigo el cierre de espacios y la cancelación de exposiciones y espectáculos en vivo, por lo que galerías, foros y museos, entre otros recintos, vieron como alternativa hacer recorridos virtuales.
- Arte como protesta
Otra de las consecuencias de la pandemia fue el hecho de que resaltó la desigualdad social y política. Esto dio lugar a cierta proliferación de obras que denuncian esta situación de injusticia, abogando con ello a favor de cambios sociales que favorezcan la paz, el bienestar comunitario y la equidad de género, entre otras situaciones.
- Arte de la introspección
Por una u otra razón, la pandemia nos llevó a reflexionar sobre la vida y la muerte, como tal vez no lo habíamos hecho antes. Esto ha repercutido en que una gran cantidad de artistas haya empezado a crear obras más íntimas, que buscan reflejar emociones profundas y experiencias individuales.
- Arte de la conexión
- Arte de la tecnología
Los avances tecnológicos han permitido el desarrollo y la creación de expresiones artísticas en las que, por ejemplo, el público puede ser parte del mismo escenario e interactuar con él.
- NFT (Non-Fungible Token)
Para Anneli Botz, directora de la galería König, en Berlín, la pandemia propició el florecimiento del mundo digital, mientras que el análogo se detenía. La interacción, al ser mayor a través de pantallas, hizo más accesible el arte digital, por lo que las masas se volcaron más hacia los NFT.
Aunque el arte supo adaptarse con cierta rapidez a lo que trajo consigo la pandemia, los procesos artísticos aún requieren de mucha reflexión y trabajo. Tomando esto en cuenta, debes saber que nuestra oferta de posgrados también incluye opciones relacionadas con este ámbito del desarrollo humano. Si aún no la conoces, ¡hazlo cuanto antes!
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