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    Gusto o adicción: ¿cómo te relacionas con tu trabajo?

    Despertar, trabajar, dormir (poco), repetir. ¿Te parece familiar esta dinámica? Si respondiste que no, bien: seguramente tienes un ritmo de vida nutrido y tu tiempo se reparte entre actividades distintas, pero si respondiste que sí, atención: ¿has considerado la posibilidad de ser un workaholic?

    De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), 7 de cada 10 mexicanos ven afectada su salud a causa del estrés laboral, lo que convierte a México en el país con más estrés por trabajo en todo el mundo, por encima de China y Estados Unidos. Si a esta desafortunada realidad le añadimos que la pandemia por Covid-19 nos llevó a vivir en hiperconexión, a trabajar en donde vivimos y a vivir en donde trabajamos, convendría reflexionar: ¿tenemos claros los límites entre trabajo y vida personal?

    La adicción al trabajo es tan engañosa que tal vez la hayamos llegado a confundir con un alto grado de compromiso profesional o con un “sacrificio” beneficioso para nuestra carrera. Sin embargo, a causa del workaholism, como sucede en cualquier otra adicción, la persona experimenta cada vez menos satisfacción por la actividad que realiza (en este caso, trabajar), y entonces, con el fin de compensar ese vacío, la repite una y otra vez hasta que se convierte en una necesidad incontrolable.

    Cuando trabajar de más resulta contraproducente

     

    Lejos de representar algún beneficio, la adicción al trabajo supone un costo demasiado alto. Por ejemplo, la OMS reporta que trabajar 55 horas a la semana, o más, aumenta en un 35% el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular, y en un 17% el de muerte por enfermedad cardíaca. Asimismo, ya que ser workaholic implica descuidar el equilibrio entre la vida personal y profesional, se presentan otras amenazas como:

    • El síndrome de desgaste profesional o burnout, asociado con el agotamiento físico, mental y emocional, incluyendo la baja autoestima.
    • El aislamiento social y descuido de las relaciones interpersonales, que agudiza los niveles de depresión y ansiedad y puede derivar en conflictos con el círculo social íntimo.
    • El desarrollo de enfermedades metabólicas y problemas gastrointestinales, musculares, óseos y capilares.
    • Otros padecimientos como las alteraciones del sueño, el consumo de sustancias nocivas y la posibilidad de desarrollar otra adicción.
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    La pandemia por Covid-19 nos llevó a vivir en hiperconexión, a trabajar en donde vivimos y a vivir en donde trabajamos.

     

    El mito de trabajar “mucho”

     

    Un estudio realizado por la revista Harvard Business Review mostró que la principal diferencia entre una persona comprometida con su trabajo y una workaholic no es necesariamente la cantidad de horas laborales, sino la obsesión que se desarrolla. Mientras que hay empleados que pueden laborar más de 40 horas a la semana sin desarrollar un apego excesivo (es decir, que realizan otras actividades, descansan y regresan con energía renovada), los workaholics son incapaces de desconectarse física o virtualmente de su trabajo y, por ende, invierten cantidades compulsivas de tiempo y esfuerzo en él.

    Asimismo, este estudio expone dos tipos de workaholics: los comprometidos (engaged workaholics) y los no comprometidos (non-engaged workaholics). En los primeros, la obsesión por el trabajo se debe al aparente gusto que les genera o al valor que le atribuyen, mientras que la obsesión de los segundos proviene de factores externos como el dinero o el estatus social o profesional. En cualquier caso, la adicción provoca un descuido significativo del bienestar individual y representa un serio obstáculo para llevar una vida saludable.

    Entonces, ¿cómo prevenir la adicción al trabajo y sus riesgos?

     

    Primer paso: haz un ejercicio de honestidad e introspección. Puedes preguntarte:

    • ¿Cómo me siento hoy?
    • ¿Qué me han dicho las personas importantes en mi vida sobre mis hábitos de trabajo?
    • ¿Otra vez trabajé más de lo que tenía planeado?

     

    Una vez que reconozcas que te gustaría hacer un cambio positivo, puedes incluir en tu dinámica diaria una gran variedad de alternativas que te revitalizarán.

    • Desarrolla relaciones positivas

    Está comprobado que tener amistades disminuye el riesgo de padecer enfermedades como la depresión o la hipertensión arterial, además de que se asocia con esperanzas de vida más elevadas.

    • Equilibra tu vida personal

    Establece límites. Reserva un espacio para cuidarte y compartir tiempo con tus seres queridos. Evita pensar en tus responsabilidades profesionales de forma innecesaria.

    • Prioriza lo urgente

    Ten bien clara la jerarquía de tus actividades diarias. Organízate y da prioridad a aquellos pendientes que deban quedar resueltos el mismo día o en un corto plazo.

    • Desconéctate

    Apenas termine tu horario laboral evita seguir al pendiente de tu celular, computadora o cualquier medio que te vincule con tu trabajo. Concéntrate en tu tiempo libre.

    • Aprovecha tu tiempo de calidad y relajación

    Haz ejercicio, recupera tus pasatiempos favoritos o busca alguna actividad que rompa tu rutina. Toma las vacaciones a las que tienes derecho, prioriza tu cuidado personal y trata de vivir nuevas experiencias.

    La principal diferencia entre una persona comprometida con su trabajo y una workaholic no es necesariamente la cantidad de horas laborales, sino la obsesión que se desarrolla.

    Mantén tu trabajo en perspectiva

    La importancia del trabajo es innegable, tanto para obtener un sustento económico como para consolidarnos profesionalmente. Sin embargo, la vida laboral es una más de las tantas facetas de nuestra existencia, y antes que profesionales, somos seres humanos con necesidad de un cuidado integral. Tiene sentido, entonces, que previo a cualquier otra cosa nos procuremos a nosotros mismos, pues ¿de qué sirve trabajar tanto si el costo de ese esfuerzo desmedido te impedirá disfrutar de tus logros?

    Contar con redes de apoyo es fundamental para disfrutar del camino y experimentar los afortunados matices que la vida nos ofrece. En ocasiones puede ser un reto mantenerlas, pero la calidad de nuestras relaciones interpersonales es una herramienta clave para nuestro bienestar, y como EXATEC, además de las relaciones con las que ya cuentas, tienes la oportunidad de construir más vínculos positivos al conocer y unirte a las asociaciones o clubes EXATEC que existen en diversas partes del mundo.

    Así que no lo pienses más: establece límites, valora tu tiempo, pide ayuda si lo consideras necesario y date oportunidad de disfrutar. Haz la prueba y vuelve a calibrarte. Lo peor que puede pasar es que descanses y pases un momento agradable.

    Nueva llamada a la acción

     

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