¿Cuál es el rol de las empresas familiares en la economía de México? ¿Cómo pueden estas organizaciones trazar planes de sucesión que renueven sus posiciones de liderazgo y garanticen su supervivencia más allá de una generación? Aquí te lo contamos.
Vas a comer unos tacos a ese sitio con tanta tradición en tu ciudad y encuentras que la mayoría de las mesas están ocupadas. Es un negocio exitoso que tiene satisfechos a sus clientes, sin duda. Llega el pedido y empiezas a disfrutar de tu comida, y entonces alguien entre los comensales hace una pregunta que te deja pensando: “¿Sabían que estos tacos empezaron hace casi 100 años?”.
Algo habías oído ya sobre los antecedentes de este restaurante en el que te encuentras: lo que empezó siendo un pequeño puesto atendido por el dueño, hoy es una cadena de varios restaurantes, administrada por tres hijos y un sobrino de aquel primer emprendedor.
Y como esta historia hay muchas en México, uno de los países con más empresas familiares en el mundo, según tiene documentado el Instituto de Familias Empresarias para México y LATAM (IFEM), que forma parte de la Escuela de Negocios del Tecnológico de Monterrey.
Para la doctora María Fonseca (ISC’88, MSC’92, MA’96), directora del IFEM, se podría decir que un 95% de las empresas en este país son administradas por una estructura familiar.
Por otro lado, la encuesta Panorama de la empresa familiar ante el COVID-19, realizada por este mismo instituto y publicada en agosto de 2020, hace notar una particularidad de las empresas familiares en Latinoamérica, su juventud: 35% de estas empresas están todavía en la primera generación (es decir, en manos de su fundador), un 40% en la segunda y solo un 20% en la tercera.
¿A qué se debe que en México la gran mayoría de las empresas cuenten con una estructura familiar? ¿Qué tan conveniente es esto? Y respecto a traspasar la administración de una empresa entre una generación y otra, ¿qué tan complicado resulta? ¿Qué se debe tomar en cuenta para que la transición se lleve a cabo adecuadamente?
Sobre esto y más, Blog EXATEC conversó con la Dra. Fonseca, quien también fue directora de la Escuela de Negocios del Campus Estado de México (2005-2016) y Decana de la Escuela de Negocios Región Sur (2017-2018).
Se podría decir que un 95% de las empresas en este país son administradas por una estructura familiar
Sin lugar a dudas, un rol preponderante, como lo juegan también en las distintas economías de Latinoamérica, y en muchas economías desarrolladas, como Estados Unidos y Canadá, dos países cuyo motor económico está en las empresas familiares.
Sin ir más lejos, podemos mencionar a Ford y a Walmart, de Estados Unidos; Bombardier, de Canadá; y Grupo Bimbo, en México. Aquí tenemos también el caso de Cemex, Grupo Carso, Televisa… es decir, hay muchas empresas familiares que son bastante grandes, algunas de ellas incluso cotizan en bolsas de valores.
Sí, hay valores que siempre hemos asociado a la idea de familia: respeto, obediencia, unión, ayuda, solidaridad, amor… Bajo estas circunstancias, que surjan proyectos familiares es algo que se da de manera muy espontánea. El reto viene poco después, cuando las empresas se enfrentan a la necesidad de profesionalizarse. Al llegar a este punto, se caen muchos proyectos, pero también hay muchos otros que logran su propósito y dan ese paso importante hacia adelante.
Por supuesto. Está demostrado con indicadores financieros y de mercado que una empresa familiar puede ser muy competente: conocer muy bien su mercado y sus fórmulas de negocio, es decir, a quién le vende qué y cómo le hace para ser eficiente; en pocas palabras, todo lo que cualquier negocio, sea o no familiar, tiene que asegurar primero.
Su visión a largo plazo y el control sobre las decisiones. Por lo general, quien funda una empresa familiar desea que ese patrimonio que logró hacer lo tengan sus descendientes. Ese deseo de transferir algo es lo que las hace tan resilientes.
Yo más bien diría, simplemente, que tenemos empresas muy jóvenes. Tomemos como ejemplo el de Bimbo, una marca que cumplió recientemente 75 años, cuya tercera generación apenas se está incorporando al negocio familiar. La pregunta sería: ¿cuántas empresas no familiares han rebasado los 50 años? No es tan fácil. Por otro lado, hay que considerar que no todas las empresas tienen esta visión a largo plazo de trascender generaciones, y es válido.
No, al contrario. En las empresas familiares es más común que exista esta visión de trascendencia, lo que se traduce en un interés más genuino sobre la sucesión. En las no familiares, predomina el deseo de incrementar el valor de sus acciones, y eso muchas veces hace que quieran cambiar de CEO tal vez muy rápido; es decir, la sucesión suele pensarse más a corto plazo porque es una decisión más fría, en la que no pesan tantas emociones, valores, vínculos, como sí lo hacen en una empresa familiar.
En una empresa familiar, la sucesión tiene mucho que ver con heredar un patrimonio a los descendientes y dejarles el camino claro para que puedan avanzar y, al mismo tiempo, con que el fundador, o la persona que esté pasando la estafeta, pueda asegurar también su tranquilidad con respecto a su nuevo rol en la organización, si es que piensa seguir dentro, o con respecto a su nueva vida, incluyendo, por supuesto, su seguridad financiera.
Creo que es muy importante partir del respeto. Si esta decisión recae en el fundador, y él ya tiene esta situación resuelta, no habrá poder humano que lo cambie. Si llegara a darse una discrepancia con esa decisión, es decir, que tal vez un grupo de directores no esté de acuerdo, lo que podrían hacer es presentarle un análisis de competencias para hacerle ver que esa persona a la que está asignando como su sucesor no cuenta con el perfil idóneo para ocupar el puesto. Y aquí, efectivamente, se abren las posibilidades para candidatos que podrían dar el perfil, aun sin pertenecer a la familia.
Si tu empresa familiar o la de alguien conocido está por atravesar procesos de sucesión, quizá te interese saber más sobre el tema. Para ello, no dudes en recurrir al IFEM.
El instituto, a decir de su directora, “nació con el propósito de ser una plataforma en la que las familias empresarias con intención de trascender generaciones encuentren, además de conocimiento, un espacio para compartir experiencias con nosotros y con otras familias, y que esto les ayude a desarrollar sus competencias”.
Un tip final: hasta julio de 2021, el IFEM estará organizando una serie de webinars sobre los temas más actuales que competen a este tipo de empresas. Puedes ver el catálogo e inscribirte aquí.
1.- Instituto de familias empresarias - EGADE
2.- México es el quinto país con más empresas familiares a nivel mundial - El Financiero
3.- Solo 73% de las empresas familiares cuentan con un plan de sucesión - El Economista
4.- Empresas familiares - EGADE