¡Ah, el 14 de febrero! Paletas, chocolates, cartas, globos… y un sinfín de envolturas plásticas y metálicas que pronto terminarán en la basura. ¿Es posible pensar en esta significativa fecha de un modo que sea amigable con el medio ambiente? ¿Cómo manifestar nuestro afecto de forma sostenible?
Llega la segunda semana de febrero y, como dice la clásica canción de John Paul Young, “love is in the air, and everywhere I look around”. Con el paso de los años, hemos encontrado incluso formas más innovadoras de manifestar ese amor en el aire: tapizamos los autos de parejas y amigos de post-its con cualquier cantidad de mensajes cariñosos; damos arreglos de globos, dulces y galletas; y en una época marcada por la interacción a distancia, ¡hasta enviamos flores y serenatas a domicilio!
Más allá de juzgar si lo comercial de esta fecha es positivo o negativo (la economía nacional no se queja, eso seguro), la realidad es que muchos de estos regalos de San Valentín se convierten muy rápido en basura. ¿Alguna vez lo habías visto desde esta perspectiva? ¿Habías pensado en todo el desperdicio que estos generan y de qué manera impactan en el cuidado del medio ambiente?
Si el amor, como sabemos, se nutre de manera constante de muchas formas con nuevas experiencias, quizá podamos encontrar formas de manifestar nuestro afecto que también representen un acto amoroso hacia el mundo en que vivimos y nos alejen de lo que expresaba el célebre filósofo Zygmunt Bauman: “Nos hallamos en una situación en la que, de modo constante, se nos incentiva y predispone a actuar de manera egocéntrica y materialista”.
La realidad es que muchos de estos regalos de San Valentín se convierten muy rápido en basura. ¿Alguna vez lo habías visto desde esta perspectiva?
Generar un cambio a veces no es tan difícil. Hemos heredado formas de actuar ya normalizadas, cierto, pero cuando estas revelan sus inconvenientes también es verdad que podemos erradicarlas, reformularlas.
En lo que respecta a los regalos de San Valentín, si la tendencia es a manifestar nuestro afecto de manera material, ¿qué mejor que reformular y pensar en obsequios que nos permitan lograr “cero residuos”?
Ya no tan novedosa (nuestras abuelas y abuelos reciclaban frascos, bolsas y envases), se ha puesto en boga una respuesta a nuestra pregunta: la propuesta del modelo zero waste busca “la conservación de todos los recursos mediante la producción, el consumo, la reutilización y la recuperación responsable de todos los productos, embalajes y materiales, sin quemarlos y sin vertirlos al suelo, al agua o al aire para que no amenacen el medioambiente o la salud humana”.
¿Cómo participar del zero waste? Con un simple cambio de hábitos que modifique nuestras prioridades y decisiones; tomando consciencia sobre el hecho de que minimizar el impacto ambiental y conservar los recursos naturales se trata no solo de reciclar o hacer composta, sino de cubrir con nuestros esfuerzos conscientes todo el ciclo de un producto, desde su diseño hasta su desecho.
Dicho de otra manera, se trata de apoyar el cuidado del medio ambiente reduciendo la cantidad de basura y residuos que generamos día con día.
Y como hablamos de un simple cambio de hábitos, te proponemos empezar con estas acciones sostenibles, contempladas dentro del zero waste:
Evita lo que no necesitas.
Reduce lo que sí necesitas.
Reutiliza envases, envolturas y otro tipo de materiales.
Recicla lo que no puedas evitar ni reducir.
Rot. Traducido literalmente: descompón, lo que hace alusión a compostar la materia orgánica para obtener abono natural.
Después de todo, la sustentabilidad basada en acciones diarias es parte de nuestra identidad como comunidad.
¿Cómo participar del zero waste? Con un simple cambio de hábitos que modifique nuestras prioridades y decisiones
Un dato triste e impactante: de la basura que se genera en el mundo, solo se recicla un 10%. Otro más: el 14 de febrero, la producción de dióxido de carbono a nivel mundial aumenta hasta nueve toneladas. Por eso es tan importante hacer consciencia sobre todos esos productos que utilizamos y el uso que les damos, saber a dónde van los desechos que producimos y tener claras las consecuencias de nuestro consumo.
Así que aquí va un reto para este 14 de febrero: adoptar un estilo de vida lleno de acciones sostenibles, empezando por optar por regalos ecológicos (en vez de elegir los tradicionales monos de peluche u otros productos, cuyo tiempo de degradación oscila entre 100 y 500 años).
¿Aceptas? Si no sabes qué regalos ecológicos elegir para este San Valentín, aquí encontrarás algunas opciones:*
Ramo de flores preservadas. Duran años y no requieren agua ni tierra ni sol. ¿Sabías que la línea de producción de flores naturales es de las que más dióxido de carbono genera?
Calcetines de algodón orgánico. Opta por este tipo de calcetines que, además, son unisex. ¡No hay falla!
Velas recicladas. De soja o miel de abeja, y en vidrio reciclado, su elaboración y encendido libera una menor cantidad de tóxicos y resultan más amigables con tu salud. Por si fuera poco, duran mucho más que las velas de parafina.
Semillas para plantar. Un regalo ideal para parejas. Nada como hacer nacer y cuidar una planta juntos.
Mochilas veganas de algodón orgánico. Los regalos ecológicos no tienen por qué ser aburridos, ¿cierto? Útiles y dinámicas, estas mochilas tienen muchos diseños entre los cuales elegir.
Ropa de segunda mano. Actualmente existen muchas opciones para adquirir ropa y accesorios en bazares en buenas condiciones y a precios bastante accesibles.
Floreros con botellas recicladas. Si tuviste una cena romántica y la acompañaste con vino, puedes conservar la botella significativa para adornarla con flores preservadas.
Un kit de viaje zero waste. Incluyen lo necesario para la higiene diaria, pero apuesta por productos reutilizables o hechos con materiales ecológicos, como el bambú.
Kits de cubiertos reusables. Hoy es válido acudir a un restaurante de comida rápida llevando tus cubiertos reusables. Echa un vistazo al video “El reto”, de Gabriela Baeza, una mexicana que se atrevió a “deshacerse de muchas de las cadenas de la sociedad de consumo”.
Productos de cuidado personal sólidos. Revisa opciones como champú, acondicionador, crema corporal o perfumes; la ausencia de sus empaques evita generar desechos.
Telas enceradas reutilizables para conservar alimentos. La alternativa final al kleenpack, así de simple.
Pads desmaquillantes reutilizables. Cuidan la piel y se evita generar basura, pues al día se desechan nueve millones de toallas desmaquillantes.
Termos plegables. Si a tu pareja o amigos les encanta la aventura, estos termos plegables son ideales para un paseo al aire libre. ¡El adiós definitivo a los vasos de plástico!
Libreta fotodegradable, hecha sin celulosa. Existen diseños resistentes al agua, sin pretextos.
*Las páginas comerciales mencionadas son solo de caracter ilustrativo. Relaciones con Egresados del Tecnológico de Monterrey no tiene ninguna relación con los referidos ni lo mostrado en dichas páginas.
El 14 de febrero, la producción de dióxido de carbono a nivel mundial aumenta hasta nueve toneladas
Una última recomendación, que no hay que obviar: evita envolver tus regalos de San Valentín, pues desde las bolsas hasta los moños, pasando por los papeles de regalo, las cajas de cartón y madera y no se diga las bolsas de celofán, son productos elaborados con materiales como madera, algodón, cáñamo o polipropileno, además de ácidos de blanqueamiento contaminantes. Una pequeña etiqueta con mensaje bastará (y la persona podrá conservarla en su refrigerador, corcho o agenda).
Cambia la visión tradicional: se trata de regalar afecto e intención, no basura.
No olvides que con pequeñas acciones contribuimos al cuidado del medio ambiente, lo que termina siendo un acto de amor verdadero para ti, para tu comunidad y para nuestro mundo.
1. GOAL 12: Sustainable consumption and products - UNEP
2. ¿Qué es el 'Zero Waste'? - BBVA