Aunque de una manera u otra siempre ha existido, la situación que enfrenta hoy el mundo en términos ambientales, económicos y sociales, hacen de la responsabilidad social una necesidad de carácter urgente, que nos incumbe a todos.
Para entender cómo surge el concepto responsabilidad social, tan popular hoy en día, dado que cada vez somos más conscientes de su importancia, habría que remontarnos a los inicios de la historia, ya que siempre ha habido intentos de establecer normas que regulen las prácticas comerciales.
En la Antigua Grecia, por ejemplo, existía la costumbre de tratar abiertamente los asuntos públicos en el ágora o plaza mayor. Esta práctica no solo permitía la participación de todos los ciudadanos, sino que la demandaba, a partir de la convicción de que, justamente, todos debían actuar de manera responsable hacia su comunidad.
Sin embargo, no fue sino hasta 1953, luego de que Howard R. Bowen publicó el libro
Social Responsibilities of the Businessman, hoy considerado una especie de biblia sobre la responsabilidad social empresarial, cuando la expresión empezó a popularizarse, haciendo referencia a las obligaciones que tienen los tomadores de decisión en una empresa, de que sus acciones se alíneen con los derechos humanos, los valores de la sociedad y el cuidado del entorno.
En este sentido se pronunció alguna vez Jeroen van der Veer, quien fue CEO de Shell: “Las empresas exitosas del futuro serán aquellas que decidan alinear los valores de la empresa con los valores personales de sus empleados. Los mejores talentos quieren hacer un trabajo que contribuya a la sociedad, con una empresa cuyos valores compartan, donde sus acciones cuenten y sus opiniones importen”.
Pero, ¿solo a las empresas les toca asumir esta responsabilidad hacia la sociedad a la que pertenecen? No, por supuesto, y sobre eso te hablaremos a continuación.
Siempre ha habido intentos de establecer normas que regulen las prácticas comerciales.
La responsabilidad social señala el compromiso de las personas, no solo como individuos, sino como parte de una organización pública o privada, con la sociedad y el medio ambiente. En este sentido, podemos distinguir tres ámbitos de la responsabilidad:
Todo lo que hacemos como hijos, hermanos, papás, vecinos, usuarios de tales o cuales servicios, emprendedores o miembros de un equipo de trabajo, puede tener repercusiones sobre los demás y sobre nuestro entorno. Por eso es importante hacer conciencia respecto a lo que podemos hacer en nuestro día a día para que ese impacto, lejos de ser negativo, sea lo más favorable posible.
¿No se te ocurre qué podrías hacer? Estas son solo algunas ideas sencillas y muy a la mano: practica el comercio justo, colabora en proyectos de voluntariado, sé un consumidor responsable, reduce residuos… la lista puede crecer según los intereses, imaginación y voluntad de cada quién. ¡Lo importante es no quedarnos sin hacer nada!
Si esa responsabilidad que tenemos como individuos la trasladamos a las organizaciones y sus actividades comerciales y de producción, veremos que hay una mayor y más profunda repercusión en el entorno, que en el caso de las acciones individuales.
También conocida como la RSE, la responsabilidad social empresarial es un factor cada vez más presente en la filosofía de una empresa, pues cada vez hay mayor conciencia de que la productividad, la reducción de costos y la obtención de beneficios no justifican, de ninguna manera, la explotación, la violación de los derechos ni el deterioro del medio ambiente.
Si pensamos en las instituciones a cargo de diseñar y ejecutar las políticas públicas, hay que partir de que muchas de estas acciones se convertirán en leyes, decretos o regulaciones, lo que implica una mucho mayor repercusión sobre el entorno natural y social de su jurisdicción.
Por otro lado, no podemos perder de vista que las instituciones públicas nos representan como ciudadanos, por lo que, a fin de cuentas, todos tenemos algo de responsabilidad sobre sus acciones y debemos exigir que su proceder sea ejemplar.
La responsabilidad social señala el compromiso de las personas, no solo como individuos, sino como parte de una organización pública o privada.
El Tec, a través de sus egresados, siempre ha buscado la manera de impulsar el desarrollo de la comunidad mediante diversas iniciativas. Así, con un espíritu comunitario y un profundo sentido humano, en 2013 se tomó la decisión de instaurar el Día Mundial EXATEC, una fecha en la que egresados que radican en diversas partes de nuestro país y del mundo suman esfuerzos, talento y conocimientos para apoyar a personas en distintas situaciones de precariedad para que puedan mejorar su calidad de vida, impulsando así una transformación de la sociedad.
Este 2023, dicha celebración se llevó a cabo el pasado 4 de marzo y, como ha venido sucediendo año con año desde 2013, contó con una importante participación de EXATEC entusiastas por contribuir a hacer de su entorno un mejor lugar para vivir. Más de 800 voluntarios participaron en las más de 50 iniciativas internacionales con presencia en países como Australia, Canadá, Singapur, Estados Unidos y México. Se realizaron actividades desde limpieza de áreas verdes, recolección de tapitas para donación, pintura y mejora de una escuela primaria, hasta talleres de emociones para niños, y muchas más.
Si no estabas al tanto de esta iniciativa, o simplemente no has tenido oportunidad de participar por cualquier razón, debes saber que el Tec mantiene abierta su convocatoria para que participes próximamente, ya sea como voluntario o como líder de iniciativa. La única condición si deseas participar como líder es que tu proyecto responda al menos a uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) desarrollados por la ONU. De ser así, ¡podrás convertirte en agente de cambio!