De unos años para acá, el término influencer se ha vuelto muy común. Es probable que al escuchar la palabra pienses en alguna figura pública que encaja en dicho concepto, y podemos decir con mucha seguridad que no se trata de personalidades como Malala o Greta Thunberg. ¿Qué diferencia existe entre ellas y ese influencer que estás pensando? ¿Qué frontera separa a los líderes de opinión de la fiebre del influencerismo? Y aún más importante, ¿en cuál te conviene convertirte?
Si eres usuario de Instagram o Facebook, esta serie de imágenes te debe resultar familiar: cuerpos esculturales o arreglados con ropa de marca, cosméticos o accesorios de moda posan frente a albercas, rincones hermosos de una ciudad, habitaciones decoradas con todo lujo. También, comparten platillos que se antojan exquisitos, el gadget más trending que utilizan, selfies con actitud divertida que acompañan de frases positivas sobre vivir, viajar y disfrutar.
Todos habitan un mundo encantador que difícilmente hemos visto en la realidad fuera de las redes. Vidas de apariencia perfecta, difundidas una y otra vez a través de feeds e stories, unas más irreales que otras. Esos son los influencers, o al menos cierta clase de ellos, y el fenómeno que los contiene, y que se ha adaptado para seguir existiendo en el mundo postpandemia, los opone, por sus características, a la esfera de respeto y admiración que puede envolver, por su parte, a los llamados líderes de opinión.
Pero ¿son realmente distintos entre sí? ¿Qué esfera de lo público habita cada uno? ¿Cuáles son sus alcances y en cuál convendría convertirse a un profesionista experto, como tú?
Si ya estás pensando en comprar el tripié y el aro luminoso para tu cámara y previendo tus alianzas comerciales con tus marcas favoritas para hacerles contenidos patrocinados, tal vez deberías parar un segundo y seguir leyendo esta entrada. Quizá descubras, al final, que tener una voz y desarrollarla es mucho más importante que saber vender con personalidad. ¿Nos sigues?
Nadie duda de la capacidad de los influencers, surgidos con la expansión de las redes sociales en la primera década del siglo XXI, para conectar con sus audiencias. Quizá por ello, según refiere 40deFiebre, un portal especializado en marketing digital, es en la mercadotecnia donde el influencer goza de su hábitat natural.
Las marcas y empresas, que antes basaban su publicidad exclusivamente en publicaciones pagadas en las mismas plataformas, recurren ahora a los influencers para promocionarse de una forma que puede parecer más orgánica pues se basa en contenidos desarrollados por el propio influencer con su personalidad y estilo, claves de su popularidad entre sus seguidores (después de todo, ¿quién no querría comprar marca por marca su propio pase a esa vida de alegría y perfección que los influencers difunden?).
No obstante, la expansión del influencerismo ha generado reacciones sobre los valores o posturas que difunden. Los casos de influencers que han caído en excesos o errores en el afán de seguir activos o ganar seguidores se acumulan año con año. En México se pueden mencionar dos recientes: en 2020, el influencer-gurú de viajes conocido como Luisito Comunica fue puesto en la palestra por un par de publicaciones señaladas por su sexismo, y Chumel Torres, otro popular entre los influenciadores, ha sido atacado por ciertos tweets catalogados como discriminatorios y clasistas.
Situaciones como estas, más allá de la fiebre influencer favorecida por las marcas, obligan a cuestionar quiénes están influyendo a los públicos desde las redes sociales. ¿Es conveniente que esa responsabilidad se deje solo a personalidades como las hermanas Kardashian o Juanpa Zurita? ¿Qué otras voces deberían cobrar legitimidad en esos mismos espacios virtuales?
Por supuesto, este cuestionamiento dejaría fuera a influencers que aprovechan su espacio en las plataformas digitales (y sus seguidores) para incidir positivamente en su medio social. Son excepciones honrosas, como la de Rorro Echávez (@rorroechavez). ¿Qué diferencia entonces la calidad y el alcance positivo de las voces en la red? ¿Pueden los influencers, por encima de eso, ser líderes de opinión?
En un extremo distinto a ciertas actitudes del influencer, y como su alternativa, se posiciona la figura del líder de opinión. Lesley Vos, colaboradora en numerosas publicaciones sobre negocios y marketing, clasificaría a estos como especialistas en los que la gente confía por su experiencia y porque están reconocidamente calificados para expresarse sobre determinados temas. Es decir, poseen una voz, ganada no a cuenta de seguidores o contratos con las marcas sino de la construcción de una carrera fundada en los méritos y la credibilidad.
Piénsalo así: ¿consultarías a instagrammer favorito, o a cualquier otra persona solo por sus miles –o millones– de seguidores en sus redes, para decidir por quién votar en las próximas elecciones? ¿O para definir tu postura sobre temas como la eutanasia o el aborto?
En otras palabras, un líder de opinión es quién es por sus ideas y el impacto que estas tengan en la sociedad; como su nombre lo dice, se trata de una persona que marca la pauta en cuanto a tendencias de pensamiento, por lo que suele ser agente de cambio. ¿No te suena esto mucho más productivo (y ambicioso) que vivir para solo ganar seguidores y favores de las marcas?
Los ejemplos de diferencias entre el uso de la voz por parte de líderes y ciertos influencers sobran. Entre ellos, está el de Arussi Unda, vocera del colectivo feminista Las brujas del mar (@brujasdelmar), con 80,000 seguidores en Twitter, que ha sido incluida entre las 100 personalidades más influyentes del mundo por la revista Time en 2020 y ha aprovechado el alcance de dicha red social para difundir los derechos de las mujeres e impulsar el paro nacional que tuvo lugar el 9 de marzo del mismo año.
Otro ejemplo sería el de Daniel Moreno Chávez (@dmorenochavez), periodista director de la web Animal Político que utiliza su cuenta en Twitter para difundir información de interés para la ciudadanía, distribuir investigaciones periodísticas de sus colegas y plantear una postura crítica respecto a las decisiones del Gobierno.
Finalmente, está el trabajo en redes llevado a cabo por Yásyana Elena Aguilar, escritora, lingüista y activista mixe, que ha hecho una activa campaña a través de sus canales digitales en defensa de los llamados derechos lingüísticos, la posibilidad de todas las comunidades de difundir y comunicarse en su lengua materna, y contra la imposición de las políticas del Estado sobre los grupos indígenas.
Y no es que cualquiera de estos líderes no pueda tener una audiencia de muchos seguidores, o alternar su presencia en redes con publicaciones de carácter más personal (tal vez hasta con las mismas fotografías de ensueño que caracterizan a ciertos influencers), pero lo cierto es que su potencial como figuras públicas en redes estriba en la capacidad que tienen de informar, concientizar y nutrir a sus audiencias a partir de la legitimidad producida por sus propias trayectorias, activismos y voces consolidadas, y no en la cantidad de suscriptores que los siguen o en el favor de las marcas que los buscan para promocionar sus productos.
Ahora que hemos repasado el alcance que puede tener una voz en los medios actuales, conviene hacernos dos preguntas: ¿a quién(es) queremos poner atención para alcanzar un buen nivel informativo y también una adecuada influencia?, y ¿qué papel queremos desempeñar con nuestra propia voz?
Para decirlo en otras palabras, ¿tú a qué le apostarías: a acumular seguidores o a consolidar una postura con ideas que aporte algo a tu comunidad? Quién sabe, tal vez al tomar tu cámara y tu aro luminoso y conseguir patrocinadores te impulse un porqué que sea mucho más significativo que el que motiva a otras personalidades y consigas lo que ninguna de ellas: ser influencer, sí, pero legitimado por el poder positivo y profesional de tu voz.
1.- ‘Influencers’ después del Covid-19 - El País
2.- Redes sociales para mejorar tu conexión con la audiencia - 40deFiebre
3.- Influencers: lo fácil que es engañar en la red social - BBC News
4.- Luisito Comunica desata críticas - Milenio
5- Tweets polémicos de Chumel Torres - Informador MX